Las alergias en los niños
Nuestra amiga Mili nos manda este artículo sobre alergias en los niños. Cuidadín, que las alergías no son para tomar a risa, así que hoy, no haré ningún chiste fácil. Llevo años arrastrando mi fiebre del heno y sinceramente, no me produce ninguna alegría, la verdad. El gasto en celulosa es altísimo y mi aspecto atractivo-alérgico, deja bastante que desear. Todo vuestro.
La alergia es una reacción exagerada del sistema inmunitario ante sustancias inocuas, que provoca lesiones en el organismo y afectan, según el caso, a las vías respiratorias, la piel, aparato digestivo u otros elementos.
El sistema inmunitario del niño tiene un escaso grado de madurez, razón por la que muchas sustancias habituales para nosotros a ellos les resultan “extrañas”. El contacto con ellas da lugar a una respuesta exagerada de células defensivas, anticuerpos, etc., y con ello, a síntomas como picor, diarrea (gastroenteritis), cierre de los bronquios con dificultades para respirar (asma), manchas en la piel (dermatitis), etc. Productos muy utilizados por los niños y bebés con capacidad alérgica son las leches de vaca, cabra y oveja; los colorantes, ciertos conservantes y condimentos, algunas pastas dentífricas, pólenes, metales, tejidos, etc.
Cuando aparezca una reacción que por sus síntomas puede ser alérgica, se debe tomar nota de los alimentos y ropas que el niño ha usado ese día.
Administrando al niño una cucharadita de manzanilla, eneldo o hinojo después de cada comida, ayudaremos a equilibrar el sistema inmunitario.
Como prevención, habría que prolongar lo más posible la lactancia materna y no ingerir en exceso leche de vaca, cabra u oveja; no abarrotar la habitación con abundantes telas y otros elementos que faciliten el almacenamiento del polvo.
Si hay antecedentes familiares de alergia, el niño tiene más posibilidades de desarrollar la enfermedad, por lo que hay que vigilarlo con mayor atención; concretar el producto alérgeno y administrar vacunas.